Recuerdos de
aquella escuela de paredes
ásperas y
grandes escaleras que de dos en
dos sus
escalones querías saltar. Ven conmigo
me decías toma
mi mano yo te ayudo
¡A la cuenta de
tres!
A la hora del
almuerzo hambre de mí y yo
de tí la hora transcurría, el timbrazo
otra vez anunciaba que al áula habia que
volver
el tiempo voló regresamos al salón
¡A la cuenta de tres!
Recuerdo cuando
empapados bajo la lluvia
mis libros bajo tu capa con la siniestra sostenías;
Brincando
charcos de alegria, tomados de la
mano al
oído me decías, salta yo te ayudo
Mientras tu
diestra con la mía cubrir mi frente
no podías; No sueltes
mi mano viene un rayo;
No tengas miedo
entre mis brazos yo te cubro,
ven y cierra bien tus
ojos yo te oculto
Hoy revivo en mi
mente ese amor de estudiantes,
bellos recuerdos
de un tiempo que con gusto
en el presente volviera
a tener, pues no sabes cuantas
veces en mi mente he contado
¡Uno, Dos y Tres!