Llevo
flores, velas encendidas, ropas negras pero falta rezo, camino lento y el peso del ataúd me deja sin aliento. Saboreo sales en mis labios de las que una a una mis
mejillas van mojando, son mis lágrimas que en silencio voy limpiando. La caravana
se quedó en el festejo y todavía no alcanzan el férretro; Que sigan brindando
yo sigo con mi entierro, sepultando cuentos. Canto a solas, prendo el incienso, quemo con olores todos los
recuerdos. Abro la capilla proclamo el sermón, salgo corriendo al umbral de la
puerta, abrazo fuerte mi espalda, dándome palmadas yo misma me
consuelo. Mientras la comitiva se desborda, no en pésames ni condolencias, sino en
risas, felicitaciones y besos. Ni cuenta se han dado que celebran lo que desde hace
mucho yace tieso, y a ello les dan vítores y hurras; Yo no los culpo si yo
misma de eso invento, les doy esperanza diciéndoles responsos que ni yo misma entiendo.
Celebren, gozen y canten no tienen porqué llorar y llevar a enterrar promesas que
no han hecho. Yo me encargo de los
despojos, de velar, llorar, sepultar y guardarle luto a ese amor muerto.
1 comentario:
Hola Mi Amiga Vanessa!De vuelta a leer tus bellos versos!
Estos son bastante tristes pero aun así me encanta. Hay que olvidar y enterrar esos tristes recuerdos.
Sabes llevar cada verso de tal manera que uno a uno se dibujan en nuestra mente. Te felicito y te dejo un abrazo!
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